La Santa Virgen Maria

La Santa Virgen María es la Doncella escogida por Dios para ser Madre de Nuestro Señor Jesucristo y Madre nuestra. Cuando hablamos de Ma-ría, solemos considerarla en primer lugar, como mujer, como madre y como esposa. Después re-currimos a lo que la Iglesia nos ha transmitido de ella a lo largo de los siglos. Por último, miramos lo que dicen los teólogos con sus estudios larga-mente reflexionados.

Madre de Jesús
Cuando decimos: “María es Madre de Dios”, no devemos entender que María dio inicio a la vida del Hijo de Dios o que el Hijo de Dios tenga co-menzado a existir en el seno de María; sino que, el Hijo de Dios es Persona Divina, propia e indivi-dua, y que es igual al Padre y al Espíritu Santo en la naturaleza divina. Antes de encarnarse en el seno de María, el Hijo de Dios era purísimo Espí-ritu. Jesucristo, Dios y Hombre unidos en la mis-ma persona divina, comenzó a existir en el seno de María, por obra del Espíritu Santo.
Ella concibió a Cristo en su corazón, actuando por todos nosotros, a través de su aceptación gozosa de la voluntad de Dios; y en su vientre, con-sintiendo en su fe y hechos el plan divino para la Redención. María será siempre glorificada por traer al Hijo de Dios, en forma de hombre, a este mundo.

Madre de la Iglesia
San Pablo dijo que la Iglesia es como un cuerpo humano: Cristo es la cabeza y los fieles son los miembros que componen ese cuerpo. María, co-mo Madre de Cristo, es la Madre de todos los que están unidos en el Cuerpo de Cristo. Bien comprendido, el lugar que ocupa María en la Historia de la Salvación está siempre referido a Cristo, el único en quien encontramos salvación. Desde este centro, Cristo, María es el modelo más cercano a Cristo, por eso es modelo para la Iglesia. Este es el mejor modo de situar a María en la Iglesia: como modelo, protección, ejemplo y guía. La Iglesia que desarrolla entre los fieles una función de maternidad, se mira en María para hacer de su misión un servicio a los creyentes. Todos somos Iglesia y todos podemos fijarnos en los rasgos de María que son fundamentales para seguir a Jesús.

Un modelo de perfección
María fue concebida sin pecado original, completamente dedicada a la misión redentora de Cristo.
Es importante saber acerca de María porque nos podemos mejorar nuestras relaciones con Cris-to, entendiendo mejor como amar y servir al prójimo; y con las otras personas. María nos enseña las virtudes de la humildad, caridad, ge-nerosidad, así como el deseo de servir con prontitud. La Santa Virgen María es como una ventana por la que pasa hacia nosotros la Luz de Cristo, ayudándonos a crecer en la fe, en la esperanza y en el amor.
María nos ayuda a profundizar nuestra respues-ta a Dios en la vida. Ella tiene una fe madura, que reconoce la presencia de Dios y su confian-za puesta en nuestra capacidad de respuesta libre a un modo de vivir desde el amor y la entrega. María nos enseña, con su vida, que hay un modo de acoger la Palabra de Dios que con-lleva vivir orientados hacia esa palabra y desde esa palabra. Nuestro mejor modo de honrarla será viviendo como ella teniendo a su Hijo Je-sús como centro de nuestra vida.

Dogmas Marianos
A lo largo de los siglos, la Iglesia ha sabido que-darse con lo fundamental en lo referente a Ma-ría. Ha llamado DOGMAS de fe a esas expe-riencias fundamentales, que nos ayudan a comprender lo que Dios, en su misterio de amor, ha-ce por nosotros.
Sobre María, en la Iglesia hay cuatro dogmas, memoria agradecida, cuatro síntesis de siglos de amor a la Madre del Señor: Es Madre de Dios, es siempre Virgen, fue inmaculada en su concepción y su asunción a la gloria de Dios marca el final de su vida terrena. Estos cuatro hechos señalan los pasos de la vida de María, modelo de creyente para nosotros y ejemplar realización de la colaboración humana con la voluntad de Dios. Los dogmas Marianos son:
La Maternidad Divina.– El dogma de la Mater-nidad Divina se refiere a que la Virgen María es verdadera Madre de Dios.
La Inmaculada Concepción.– El dogma de la Inmaculada Concepción establece que María fue concebida sin mancha de pecado original.
La Perpetua Virginidad.– El dogma de la Perpetua Virginidad se refiere a que María fue Vir-gen antes, durante y perpetuamente después del parto.
La Asunción de María.– El dogma de la Asunción se refiere a que la Madre de Dios, luego de su vida terrena fue elevada en cuerpo y alma a la gloria celestial.